LA VIRGEN DE BUEZO EN SU ALTAR: Se asocia esta imagen a la Virgen del Valle. En 1175 había surgido el monasterio femenino cisterciense de Santa Maria de Fuencaliente, en alusión al manantial de aguas termales que hay junto a la ermita de la Virgen de los Remedios o del Valle. En 1550, un incendio redujo a cenizas iglesia, monasterio e imagen de la Virgen del Valle de Fuentearmegil. La imagen desaparecida es substituida por otra semejante, que junto a los huesos y restos de sus fundadores y protectores, las monjas trasladan al convento de Bernardas que en 1596, se comenzó a construir en Aranda de Duero.

IMAGEN DE LA VIRGEN DE BUEZO: Escultura gótica del siglo XIV tallada en madera y catalogada como la Virgen de Hinojar del Rey. Corresponde a una de las formas de expresar la Anunciación, en posición erguida y sin el Angel. La Virgen sostiene en la mano izquierda un libro, misal o libro de horas, y con la derecha muestra un ligero movimiento para exteriorizar su emoción. Deriva de la escultura monumental francesa, entre otras, en las catedrales de Amiens y Reims. También en otros países como Inglaterra, donde existe una escena en la sala capitular de Westminster. La otra forma de representar la Anunciación es la de la Virgen de la “O”, entendiéndose como la representación de la Virgen en avanzado estado de gestación. El Concilio de Toledo del año 656, aprobó trasladar la fiesta de la Anunciación del 25 de marzo al 18 de diciembre.

SU FIESTA: Se celebra la víspera del día de la Ascensión. Cipriano Tejedor fue impulsor de esta Fiesta que se extendía también al día de la Ascensión. La víspera, llegaba un autocar con los emigrantes madrileños, recibidos con gran fuego de artificio. El día de Buezo, misa en la ermita, procesión, subasta de las andas y entronización de la Virgen, con comida campestre. Por la tarde se celebraba la merienda de hermandad entre los miembros de la Peña Hinojar. El día de la Ascensión, después de la misa: carreras de sacos, mujeres y niños que se remataba con la clásica cucaña. Por la tarde era un rito el campeonato de pelota vasca y su colofón nocturno con la quema de fuegos artificiales. Todos los años había algún espectáculo nuevo. Dicen que la Virgen de Buezo concedió su gracia a los ocupantes del autocar que regresaba a Madrid la noche de la Ascensión de 1959. Pasado el puente del pueblo derrapó en la curva y quedaron suspendidos sobre el terraplén del río, siendo rescatados con bien por los vecinos de Hinojar.